Como ex-técnico de televisores y escéptico de las nuevas tecnologías, me preocupa profundamente el impacto que la inteligencia artificial está teniendo en nuestra sociedad. Recientemente, se ha informado sobre cómo la IA está siendo utilizada para copiar en exámenes universitarios con una facilidad nunca antes vista. Esto no solo pone en riesgo la integridad académica, sino que también plantea serias dudas sobre la ética y la privacidad digital.

Cuando yo era joven, la tecnología no se utilizaba para hacer trampas en los exámenes. En mis días como técnico de televisores, la honestidad y el esfuerzo eran los pilares de la educación. Ahora, con la proliferación de la IA, parece que los estudiantes pueden obtener respuestas sin realmente haberse esforzado en aprender. Esto no solo socava el valor de la educación, sino que también pone en peligro la confianza en el sistema académico.

Además, la reciente noticia sobre el algoritmo de Spotify que decide qué música escuchamos me hace cuestionar hasta dónde llega la invasión de nuestra privacidad digital. ¿Qué más pueden saber sobre nosotros sin nuestro consentimiento? Como alguien que valora su privacidad, me preocupa que la información personal esté siendo utilizada de manera irresponsable o maliciosa por empresas y gobiernos.

En mi época como técnico, solíamos preocuparnos por la durabilidad y la fiabilidad de los aparatos electrónicos. Ahora, con la constante recolección de datos y la manipulación de la IA, me pregunto si realmente estamos progresando como sociedad o simplemente estamos cayendo en una espiral de dependencia tecnológica y pérdida de privacidad. Es hora de reflexionar sobre los límites éticos de la inteligencia artificial y tomar medidas para proteger nuestra integridad académica y nuestra privacidad digital antes de que sea demasiado tarde.