Como ex-técnico de televisores jubilado anticipadamente, siempre he sido escéptico con las nuevas tecnologías y el papel que desempeñan en nuestras vidas. Y recientemente, la noticia de que el algoritmo de Spotify controla lo que escuchamos me ha hecho reflexionar sobre hasta qué punto realmente elegimos la música que escuchamos.

Durante mis años reparando televisores, solía escuchar la radio en mi taller. Tenía un viejo transistor que sintonizaba mis estaciones favoritas y nunca me fallaba. Ahora, con la llegada de las plataformas de streaming como Spotify, parece que la música que escuchamos está dictada por un algoritmo que decide por nosotros. ¿Dónde queda la libertad de elección?

Recuerdo cuando la tecnología se usaba para mejorar nuestra vida, no para controlarla. Ahora, con empresas recopilando nuestros datos y creando perfiles de usuario, ¿realmente somos libres de elegir qué escuchamos? ¿O estamos siendo bombardeados con recomendaciones diseñadas para mantenernos enganchados a la plataforma?

En mi opinión, la música es algo personal y único para cada individuo. Deberíamos tener la libertad de explorar nuevos géneros y artistas por nuestra cuenta, sin depender de un algoritmo que nos diga lo que deberíamos escuchar. ¿Dónde quedaron los días en los que descubríamos nuevas canciones en la radio o en la tienda de discos del barrio?

Es hora de volver a tomar el control de nuestra experiencia musical. No permitamos que la tecnología moderna nos dicte qué escuchar. Hagamos nuestra propia investigación, exploremos nuevos sonidos y descubramos la música que realmente nos emociona. Solo así podremos recuperar la verdadera esencia de la música: la libertad de elección. Y es que, al final del día, la música debería ser nuestra elección, no la de un algoritmo.