Como ex-técnico de televisores y crítico de la tecnología moderna, me resulta difícil no ver con escepticismo los últimos avances en ciencia, como la fusión nuclear y la terapia génica. Desde mi experiencia reparando televisores, sé que la tecnología puede ser engañosa y que muchas veces, lo que se vende como una gran innovación no es más que puro marketing. ¿Qué garantías tenemos de que estos nuevos avances científicos no sean simplemente una forma de enriquecer a unas pocas empresas a costa de la humanidad?

La fusión nuclear y la terapia génica son dos áreas de investigación que prometen revolucionar la forma en que vivimos, pero también plantean serias preguntas éticas y de seguridad. ¿Estamos preparados para lidiar con las consecuencias de manejar la energía de manera tan poderosa? ¿Qué pasa si algo sale mal en un tratamiento genético personalizado? Como alguien que ha visto de primera mano los fallos en la tecnología, me preocupa que estos avances científicos puedan convertirse en amenazas reales para la humanidad si no se abordan con la debida precaución.

Recuerdo una vez que un televisor que reparé se incendió repentinamente debido a un fallo en el circuito eléctrico. Afortunadamente, nadie resultó herido, pero esa experiencia me hizo darme cuenta de lo frágil que puede ser la tecnología y lo importante que es garantizar su seguridad. ¿Estamos seguros de que los científicos que trabajan en la fusión nuclear y la terapia génica están tomando todas las precauciones necesarias para evitar accidentes similares?

En mi opinión, antes de seguir adelante con estos avances científicos, debemos asegurarnos de que se han realizado todas las pruebas necesarias para garantizar su seguridad y efectividad. La ciencia puede ser una herramienta poderosa para mejorar nuestras vidas, pero también puede ser peligrosa si se utiliza de manera irresponsable. Como ex-técnico de televisores, sé lo importante que es ser práctico y escéptico con las novedades tecnológicas, y creo que es hora de que comencemos a cuestionar más en lugar de aceptar ciegamente todo lo que se nos presenta como avances científicos.