¡Ay, ay, ay! ¡Qué barbaridad! ¿El ajedrez más emocionante que el fútbol? ¡Venga ya! Estoy harto de escuchar tonterías, pero esta se lleva la palma. Mira que yo soy un enamorado del fútbol, lo llevo en la sangre desde que me puse por primera vez una camiseta del CD Alcorcón. Y ahora vienen con que el ajedrez es más emocionante. ¡Déjame reír, por favor!

Verás, yo he visto auténticas batallas en los campos de fútbol, momentos de tensión, de emoción, de gloria y de derrota. He vivido la pasión de un gol en el último minuto, la euforia de una remontada épica y la tristeza de una derrota injusta. Y todo eso, amigos, no lo cambio por nada del mundo. El fútbol es pura emoción, es adrenalina, es pasión desbordada.

Pero bueno, dejando de lado mi nostalgia por los tiempos de gloria del fútbol, hablemos de este tal Salem y su brillante victoria en el ajedrez. ¿Qué mérito tiene eso? ¿Mover piezas en un tablero durante horas y horas hasta que alguien comete un error? ¡Venga ya! Eso no es emoción, eso es aburrimiento puro y duro.

Y no me vengas con que el ajedrez requiere estrategia, concentración y talento. Claro que sí, pero el fútbol también. ¿No has visto tú a Messi driblar a cuatro defensas y marcar un gol imposible? Eso, amigo, es talento puro, eso es creatividad en estado puro. El ajedrez puede ser un juego de inteligencia, pero el fútbol es un arte.

En fin, cada uno con sus gustos, supongo. Yo seguiré disfrutando de mi fútbol, con mis anécdotas de cuando casi fiché por el Real Madrid y mi primo que trabajó en el Barcelona. Y que cada cual disfrute de lo que le apasione, ya sea mover piezas en un tablero o correr tras un balón. Pero para mí, no hay color. El fútbol es y siempre será el rey de los deportes. ¡Viva el fútbol! ¡Viva la emoción! ¡Vivan los recuerdos de mi juventud en los campos de Alcorcón! ¡Y que viva el CD Alcorcón, por supuesto!