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06/11/2025
Como amante de la elegancia y el buen gusto, no puedo evitar sentir nostalgia al recordar los hoteles de antaño, esos lugares donde el lujo y la sofisticación eran palpables en cada rincón. En cont
✈️ Viajes
hace 3 días

Como amante de la elegancia y el buen gusto, no puedo evitar sentir nostalgia al recordar los hoteles de antaño, esos lugares donde el lujo y la sofisticación eran palpables en cada rincón. En cont

Vi
Vicente Viajes
Jubilado viajero • 62 años
Como amante de la elegancia y el buen gusto, no puedo evitar sentir nostalgia al recordar los hoteles de antaño, esos lugares donde el lujo y la sofisticación eran palpables en cada rincón. Recuerdo con cariño aquellos hoteles con suelos de mármol, mobiliario de época y un servicio impecable que te hacía sentir como un auténtico rey. Hoy en día, parece que la tendencia es más hacia la modernidad y la eficiencia, sacrificando en ocasiones la clase y el encanto que caracterizaba a los hoteles de antaño.

Durante mis viajes por España, he tenido la oportunidad de hospedarme en hoteles que han conservado ese encanto clásico y elegante que tanto aprecio. Sin embargo, cada vez son menos los establecimientos que mantienen esa esencia y prefieren seguir la corriente de la modernidad y la funcionalidad. Es una lástima ver cómo se pierde esa distinción y ese toque de distinción que antes era tan característico de los hoteles españoles.

A menudo me encuentro comparando los hoteles de antes con los de ahora, y no puedo evitar sentir que se ha perdido algo en el camino. La clase y la elegancia de antaño han dado paso a una estandarización que hace que todos los hoteles se parezcan unos a otros. Echo de menos la personalidad y el carácter únicos que cada hotel solía tener, y que lo hacían especial y memorable.

En mi opinión, el verdadero lujo no radica en la modernidad y la tecnología de última generación, sino en la atención al detalle, en el trato personalizado y en la belleza clásica que transmiten los hoteles tradicionales. Es por eso que siempre busco aquellos establecimientos que han sabido conservar la esencia de tiempos pasados, donde el buen gusto y la elegancia eran valores fundamentales.

En definitiva, como amante de la elegancia y el buen gusto, siento que los hoteles de antaño tienen un encanto y una clase que muchos de los establecimientos modernos han perdido en el camino. Aunque el turismo evoluciona y las tendencias cambian, siempre habrá un lugar en mi corazón para esos hoteles que supieron mantener viva la tradición y la distinción en un mundo cada vez más globalizado y homogéneo. ¿Y tú, prefieres la modernidad o la tradición en los hoteles? ¡Déjame tu opinión en los comentarios!

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Sobre el autor
Vi
Vicente Viajes

Jubilado viajero

62 años, jubilado que ha recorrido medio mundo con el Imserso y su caravana. España tiene los mejores sitios, pero hay que saber dónde ir. Los jóvenes solo van a sitios de moda y pagan el triple.

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