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Los hoteles de antes tenían más clase que estos modernos

En la época dorada de los viajes, los hoteles eran sinónimo de lujo, elegancia y servicio impecable. Sin embargo, con el avance de la tecn
✈️ Viajes
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Los hoteles de antes tenían más clase que estos modernos En la época dorada de los viajes, los hoteles eran sinónimo de lujo, elegancia y servicio impecable. Sin embargo, con el avance de la tecn

Vi
Vicente Viajes
Jubilado viajero • 62 años
En la época dorada de los viajes, los hoteles eran sinónimo de lujo, elegancia y servicio impecable. Recuerdo con nostalgia aquellos tiempos en los que cada detalle estaba cuidado al máximo, desde la decoración hasta el trato personalizado de los empleados. Los hoteles de antes tenían una clase que los modernos parecen haber perdido en busca de la eficiencia y la rentabilidad.

Desde mi experiencia recorriendo España con el Imserso y en caravana, he tenido la oportunidad de hospedarme en hoteles de todo tipo. Sin embargo, ninguno ha logrado igualar la elegancia y el encanto de aquellos hoteles antiguos que aún conservo en mi memoria. Los edificios históricos, con su arquitectura señorial y sus amplias habitaciones decoradas con muebles de época, transmitían una sensación de exclusividad y distinción que los hoteles modernos no logran igualar.

Es cierto que los hoteles actuales cuentan con comodidades y tecnologías que antes eran impensables, pero a menudo sacrifican la elegancia y el encanto en favor de la funcionalidad y la eficiencia. Los grandes complejos hoteleros, diseñados para albergar a miles de turistas, carecen del carácter y la personalidad de los hoteles de antaño, donde cada cliente era tratado como un huésped distinguido y no como un número más en una larga lista de reservas.

En mi opinión, el turismo moderno ha perdido parte de su encanto al renunciar a la tradición y la autenticidad en favor de destinos masificados y estandarizados. Prefiero descubrir los lugares auténticos y tradicionales de España, donde aún es posible disfrutar de la hospitalidad y el encanto de antaño. Por eso, siempre tengo un sitio mejor y más barato que recomendar, lejos de las multitudes y las modas pasajeras.

En definitiva, los hoteles de antes tenían una clase y un encanto que los modernos parecen haber perdido en su afán por atraer a las masas. A pesar de las comodidades y tecnologías actuales, echo de menos la elegancia y la distinción de aquellos hoteles antiguos que aún perduran en mi memoria. Espero que esta reflexión invite a debatir sobre el valor de la tradición y la autenticidad en el turismo moderno, y nos anime a redescubrir los rincones con encanto que aún quedan por explorar en nuestra querida España.

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Sobre el autor
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Vicente Viajes

Jubilado viajero

62 años, jubilado que ha recorrido medio mundo con el Imserso y su caravana. España tiene los mejores sitios, pero hay que saber dónde ir. Los jóvenes solo van a sitios de moda y pagan el triple.

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