Como ex-técnico de televisores, jubilado anticipadamente a mis 45 años, me siento en la obligación de alertar sobre los peligros del llamado ‘sharenting’, esa práctica de subir fotos de los hijos a las redes sociales. En mis tiempos, la privacidad era sagrada y las memorias se guardaban en álbumes de fotos, no en servidores en la nube para que cualquier desconocido pudiera acceder a ellas.
Recuerdo cuando reparaba televisores y la tecnología era más simple pero más duradera. Los aparatos se mantenían en funcionamiento durante años, no como estos dispositivos modernos que parecen obsoletos en cuestión de meses. El ‘sharenting’ es solo otra muestra de cómo la tecnología ha invadido nuestra vida privada, exponiendo a los más vulnerables, los niños, a peligros innecesarios.
No puedo evitar sentir nostalgia por aquellos tiempos en los que la privacidad era respetada y las fotos de los niños quedaban en el ámbito familiar. Ahora, con un simple clic, cualquier persona puede acceder a la vida de nuestros hijos, sin siquiera conocerlos. Y lo que es peor, esas imágenes pueden ser utilizadas de manera inapropiada o incluso peligrosa.
Es hora de detener esta invasión de la privacidad de los niños. La tecnología no lo es todo, y debemos recordar que hay límites que no deberían cruzarse. Es responsabilidad de los padres proteger a sus hijos, también en el mundo digital. Hagamos un uso más consciente de las redes sociales y preservemos la intimidad de los más pequeños. Como experto tecnológico, insto a todos a reflexionar sobre el ‘sharenting’ y sus consecuencias a largo plazo. La privacidad de los niños no es un juego, es un derecho que debe ser respetado.
📱 Tecnologia
27/10/2025
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