En un mundo lleno de tecnología y avances constantes, siempre se nos vende la idea de que lo nuevo es mejor. Sin embargo, desde mi experiencia como mecánico dedicado a los motores diésel durante más de 30 años, puedo afirmar con total certeza que lo moderno no siempre es mejor. Los motores diésel siguen siendo la mejor opción, y permítanme explicar por qué.

Los coches diésel han sido durante mucho tiempo la elección favorita de aquellos que valoran la durabilidad, la eficiencia y el rendimiento. A diferencia de los coches eléctricos, con sus costosas baterías que deben ser reemplazadas cada pocos años, los motores diésel son conocidos por su longevidad y resistencia. Mi Seat León del 2008 es un claro ejemplo de esto, con más de 200,000 kilómetros en el odómetro y funcionando como el primer día.

Además, los motores diésel ofrecen un excelente rendimiento en carretera, con un par motor superior que los hace ideales para la conducción a larga distancia. La potencia y la eficiencia de estos motores son incomparables, superando a menudo a sus contrapartes de gasolina en términos de economía de combustible y durabilidad. Es por eso que sigo recomendando los diésel a mis clientes, a pesar de la tendencia actual hacia los coches eléctricos.

En mi opinión, los coches modernos están sobrevalorados. Se han convertido en verdaderos 'ordenadores con ruedas', llenos de tecnología que en muchos casos resulta innecesaria y que solo sirve para encarecer el mantenimiento y reparación de los vehículos. Prefiero un buen motor diésel, simple y confiable, que pueda resistir el paso del tiempo sin problemas.

En resumen, para aquellos que valoran la durabilidad, el rendimiento y la eficiencia, los motores diésel siguen siendo la mejor opción. No permitamos que la moda de lo moderno nos haga olvidar lo que realmente importa a la hora de elegir un coche. Como dice el refrán, lo bueno, si breve, dos veces bueno. Y en este caso, los motores diésel son la elección más acertada.