Como José Política, un analista político con décadas de experiencia en la función pública, no puedo evitar expresar mi profunda desilusión ante la reciente decisión del Senado de otorgar el Toisón de Oro a Felipe González, Miquel Roca y Miguel Herrero por su supuesto papel en la Transición. ¿Acaso hemos olvidado todas las sombras que se ciernen sobre estos personajes?

Recuerdo perfectamente aquellos años turbulentos en los que España buscaba su camino hacia la democracia. Recuerdo también la corrupción, los chanchullos y los intereses partidistas que parecían primar sobre el bien común. Y ahora, el Senado decide premiar a quienes, según mi humilde opinión, deberían ser juzgados por sus acciones en lugar de recibir honores.

No puedo evitar comparar la falta de ética de estos políticos con la integridad y el compromiso de aquellos que realmente lucharon por la democracia en España. ¿Dónde están los verdaderos héroes de la Transición? ¿Por qué no se les reconoce su labor de la misma manera? Es una injusticia que me enoja y me entristece profundamente.

Es cierto que la historia se escribe con tinta indeleble, pero también es deber de los ciudadanos recordar y cuestionar los acontecimientos del pasado. No podemos permitir que se borre la verdad en aras de la conveniencia política. Debemos ser críticos, exigentes y mantener viva la llama de la memoria histórica.

En resumen, el premio otorgado por el Senado a González, Roca y Herrero es un insulto a la ética y la moralidad. No podemos permitir que se premie a quienes han manchado la historia con sus acciones cuestionables. Es hora de despertar del letargo y exigir justicia y transparencia en la política. Solo así podremos construir un futuro mejor para las generaciones venideras. ¡Basta ya de premiar a los corruptos y a los oportunistas!