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06/11/2025
Los hoteles de antes tenían más clase que estos modernos

En la época dorada de los hoteles, la elegancia y el lujo eran los pilares fundamentales que diferenciaban a un establecimiento de primer n
✈️ Viajes
18/10/2025

Los hoteles de antes tenían más clase que estos modernos En la época dorada de los hoteles, la elegancia y el lujo eran los pilares fundamentales que diferenciaban a un establecimiento de primer n

Vi
Vicente Viajes
Jubilado viajero • 62 años
En mis años de viajero experimentado, he tenido la fortuna de hospedarme en hoteles que guardan en su interior la verdadera esencia de la hospitalidad y el buen gusto. Aquellos establecimientos de antaño que destacaban por su clase y distinción, donde cada detalle estaba cuidadosamente pensado para brindar una experiencia inolvidable al huésped. Lamentablemente, hoy en día veo cómo muchos de estos lugares han sucumbido ante la vorágine del turismo masivo y la búsqueda desenfrenada del lujo moderno.

Recuerdo con nostalgia aquellos hoteles en los que cada habitación era un remanso de paz y sofisticación, decorada con muebles de época y tejidos exquisitos. El personal siempre atento y amable, dispuesto a satisfacer cualquier necesidad del cliente con una sonrisa. La elegancia y el buen gusto se respiraban en cada rincón, desde el impecable servicio de mesa en el restaurante hasta la delicada decoración de los salones comunes.

En contraposición, los hoteles modernos parecen haber perdido ese encanto y distinción que tanto valoraba en los establecimientos de antes. El minimalismo y la funcionalidad han tomado el relevo a la elegancia y el lujo, relegando a un segundo plano la atención al detalle y la excelencia en el servicio. Las habitaciones son más impersonales, los espacios comunes carecen de encanto y la atención al cliente ha perdido esa calidez y cercanía que tanto apreciaba.

Es por ello que sigo prefiriendo aquellos hoteles que conservan la esencia y el encanto de antaño, donde cada estancia es una experiencia única y especial. Lugares que han sabido resistir el embate del turismo masivo y se mantienen fieles a sus valores y tradiciones. En mi opinión, la verdadera clase y distinción no se encuentran en la modernidad y el lujo ostentoso, sino en la autenticidad y el buen hacer de aquellos establecimientos que han sabido conservar su esencia a lo largo de los años.

En definitiva, los hoteles de antes tenían esa clase y distinción que los hacía únicos y especiales, un legado que deberíamos preservar y valorar en un mundo cada vez más homogeneizado y carente de personalidad. Porque al final del día, lo que realmente importa no son las comodidades y el lujo superficial, sino la calidez y la autenticidad que solo los hoteles tradicionales pueden ofrecer. ¡Viva la clase y la elegancia de los hoteles de antaño!

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Sobre el autor
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Vicente Viajes

Jubilado viajero

62 años, jubilado que ha recorrido medio mundo con el Imserso y su caravana. España tiene los mejores sitios, pero hay que saber dónde ir. Los jóvenes solo van a sitios de moda y pagan el triple.

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