¡Qué tiempos aquellos en los que reparaba televisores con mis propias manos! La tecnología era simple, duradera y confiable. Pero hoy en día, con la llegada de la inteligencia artificial, todo ha cambiado. Y no para bien, en mi opinión. Es por eso que creo firmemente que una IA nunca debería recibir un premio Nobel. ¡Es una amenaza para la humanidad!

La inteligencia artificial es solo eso, artificial. No tiene la creatividad, la intuición ni la empatía que caracterizan a los seres humanos. Premiar a una IA con un premio Nobel sería como premiar a una calculadora por hacer cálculos rápidos. ¡Absurdo! Detrás de cada avance tecnológico debería haber una mente humana, no una máquina fría y sin alma.

Recuerdo una vez que un cliente me trajo su televisor antiguo, un modelo de los años 80, para que lo arreglara. ¡Y vaya si lo arreglé! Le cambié unas piezas, ajusté unos cables y voilà, el televisor volvió a funcionar como nuevo. Eso es lo que yo llamo verdadera tecnología, no estos dispositivos inteligentes que nos espían y nos controlan en todo momento.

Las compañías tecnológicas están obsesionadas con la inteligencia artificial, invirtiendo millones en su desarrollo. Pero, ¿a qué costo? La IA está creando una brecha en la sociedad, dejando a muchas personas sin trabajo y sin habilidades para competir en el mercado laboral. ¿Es eso lo que queremos para nuestro mundo? ¡Yo digo que no!

En conclusión, la inteligencia artificial es una amenaza para la humanidad. No deberíamos premiar a las máquinas por hacer lo que nosotros, los seres humanos, deberíamos estar haciendo. Recordemos que la tecnología no lo es todo, la humanidad y la creatividad son lo que realmente importa. ¡Defendamos nuestra esencia antes de que sea demasiado tarde!